Entre tu y yo:

Las luces, las velas, tu sonrisa y tu mirada, fueron los factores que me llevaron a sentirme única esa noche. Tu escogiste el lugar, yo puse la hora y cuando estuvimos juntos el tiempo pasó volando, en pocas horas logré conocer las expresiones de tu rostro, inspeccione tu sonrisa, entendí tu mirada. Los nervios se apoderaron de mi persona, no podía callar, sabia que el silencio te iba a desagradar y mientras te miraba frente a mi, deseaba tenerte mas cerca, lo logré, te moviste a mi lado, y una vez te tuve más cerca de mi, tu mirada me penetró en lo más profundo y me hizo prisionera de tus palabras.
Tus cálidas manos tocaban mi rostro, te miraba a los ojos y te sentía tan cerca, me agradaba sentir el calor de tus manos tocar mi rostro. Nos acercamos aun más y sentí por fin tus labios rozar los míos, aun no había pasado... te miré directamente a los ojos, mis manos temblaban, te fuiste acercando aun más y sucedió, sentí la humedad presionando mis labios, la humedad de tus labios que tocaban los míos, como si se estuvieran conociendo, sólo se tocaban, lentamente. Fue tan cálido, fue tan lento, fue tan corto, fue tan largo, fue tan perfecto.....
Caminamos hacia el Parque de los 4 elementos: el aire, el agua, el fuego y la tierra, cuatros estatuas eran testigos de la magia que estaba naciendo entre nosotros esa noche. Hablamos, reímos, nos miramos, nos besábamos.. Era hora de partir....
Y cuando despedimos la noche que habíamos vivido, la sensación de haber estado con una persona que apenas conocías y sentías haberla conocido de años... entendí que:
Fue la noche perfecta, el lugar perfecto y la hora perfecta.