La llave de la Puerta Amarilla

Caminabas por el bosque, mirando como volaban las hermosas mariposas que sabes me encantaban, mientras escuchaba el hermoso cantar de los pajaritos que te guiaban; mientras te deslumbrabas con el verdor húmedo y bello de la naturaleza que te regalaba al conocerme, disfrutabas tu caminata, pero en el trayecto desviaste tu mirada a un camino que yo no había creado.
Ese era el camino que te alejaba de mi puerta amarilla. La tentación te ganó, decidiste dar unos cuantos pasos por ese desvió que te alejaría de mi, Dios sabe cuanto tiempo. Viste una puerta, otra que no era la amarilla, esta puerta era azul, no tenia cerrojo, los pajaritos y las mariposas ya no se veían donde estaban, la hierba era seca y el ambiente no era cálido, había neblina por todos lados.
Tratando de abrir la puerta azul que estaba atascada, colocaste la llave de la puerta amarilla a un lado y entraste, solo ibas a dar un vistazo, pero yo te vi, yo te escuche cuando entraste, empezaste a disfrutar, eras otra persona, ya no recordabas la puerta amarilla, por lo que tome mi llave de la hierba seca donde la habías colocado, volví al pasto verde, donde los pajaritos cantaban el himno de mi soledad, camine despacio entre los árboles, tenia la esperanza de que volvieras junto a mi, pero no fue así, el tiempo pasaba y no volvías.
Llegue a mi puerta amarilla y mire al piso, habían docenas de flores amarillas y blancas rodeando mi entrada, el ambiente era calido, el sol resplandecía, en el centro de la puerta había un mensaje decía: Pide y te lo daré. Recordé que pedí que te alejara de mi camino si no me convenía tu entrada el día que te di la llave, y así fue, saliste de mi camino, pero aun no has salido de mi mente, aun recuerdo la noche en que te conoci.
Aun llevo en mi el recuerdo de esa noche del 27 Enero…